Hombre pierde la vida tras ataque con cilindros de gas
El autor del crimen culpó al personaje ficticio Chucky, el mismo muñeco de las películas de terror
Ayacucho - Perú. En una escalofriante escena, ocurrida el 6 de septiembre de 2022 en el Asentamiento Humano Covadonga, Huamanga, región de Ayacucho, Perú, un hombre perdió la vida a manos de su compañero de trabajo después de ser golpeado repetidamente en la cabeza con cilindros de gas. Rafael Vilcatoma Arone, de 20 años, perpetró este atroz acto contra Abraham Lucano Huarcaya, de 41 años, como captaron las cámaras de seguridad del lugar.
Las imágenes muestran el momento en que ambos hombres, aparentemente trabajando juntos, contabilizaban los cilindros de gas. De repente, Vilcatoma atacó a Lucano aprovechando un breve descuido. Después de cometer el violento acto, el agresor se retiró de la escena con sorprendente normalidad.
La rápida respuesta de la Policía Nacional llevó a la captura de Vilcatoma, quien se escondió bajo las gradas de una escalera en su domicilio. Alarmantemente, las autoridades descubrieron que Vilcatoma es el responsable del cuidado de sus dos hermanas menores, ya que no viven con sus padres.
En el interrogatorio policial, Vilcatoma pronunció incoherencias y se refirió a sí mismo como el personaje ficticio "Chucky" de una película de terror. La dueña del negocio, donde ambos trabajaban, lo describió como un hombre "muy callado" contratado recientemente, mientras que la víctima llevaba ocho días laborando en el establecimiento.
Un perito forense de Lima viajó a Ayacucho para evaluar el perfil psicológico de Vilcatoma y determinar si estaba fingiendo demencia para atenuar su pena, pero el examen fue inconcluso. Las autoridades encontraron prendas de vestir ensangrentadas en su vivienda. La familia de la víctima afirma que el agresor no está demente.
En la actualidad
El Quinto Juzgado de Investigación Preparatoria de Ayacucho dictó nueve meses de prisión preventiva contra Vilcatoma. Sin embargo, persisten las alegaciones de demencia por parte del acusado, lo que ralentiza el proceso judicial mientras la familia de la víctima busca justicia. A la fecha el agresor continua preso.