Ballena Azul: adolescente de 15 años se quita la vida tras peligroso reto viral
Eliza García, una adolescente de 15 años fue hallada sin vida en San Pablo, Bolívar, su muerte está relacionada con el reto viral Ballena Azul
Una profunda conmoción embarga a la comunidad de la vereda San Juan Altos, en el municipio de San Pablo, al sur del departamento de Bolívar, Colombia, tras el fallecimiento de Eliza García, una adolescente de 15 años y única hija de una familia campesina. La menor fue hallada sin vida el pasado domingo 6 de julio, y las autoridades investigan si su muerte está relacionada con el peligroso reto viral conocido como la “Ballena Azul”.
Este juego, que circula en redes sociales desde hace varios años, ha sido vinculado a numerosos casos de autolesiones de menores en distintas partes del mundo.
Se caracteriza por imponer a los participantes una serie de retos que comienzan siendo aparentemente inofensivos, pero que gradualmente los conducen a actos autodestructivos y, en los casos más graves, a quitarse la vida.
Según versiones preliminares, Eliza habría estado participando en este juego días antes de su fallecimiento. Personas cercanas a su entorno indican que la menor mostraba cambios de comportamiento que podrían estar relacionados con el cumplimiento de los desafíos del juego.
Aunque la investigación aún está en curso, este caso ha encendido nuevamente las alarmas sobre los contenidos a los que acceden los menores de edad a través de internet y redes sociales.
¿Qué están viendo nuestros hijos?
El trágico desenlace de Eliza pone en evidencia una preocupación creciente: el acceso sin regulación ni acompañamiento adulto a contenidos digitales peligrosos. Cada vez es más común que niños y adolescentes pasen horas frente a una pantalla sin supervisión, expuestos a juegos virales, comunidades en línea tóxicas y desafíos que comprometen su bienestar emocional y físico.
Especialistas en salud mental advierten que el acompañamiento familiar es clave para evitar que los menores caigan en estas trampas digitales. No basta con restringir el uso de dispositivos: se necesita una comunicación activa, educación digital en el hogar y, sobre todo, atención emocional constante.
Asimismo, padres, madres y cuidadores son llamados a involucrarse más en la vida digital de sus hijos: conocer los juegos que practican, las comunidades en línea en las que participan, y mantener un diálogo constante que permita detectar señales de alerta antes de que sea demasiado tarde.